Un deber...una obligación
Eran las 2:00 de la tarde de un hermoso viernes del mes de enero. Fue en el año 2005. En ese momento recibí la llamada de una de mis mejores amigas y ex compañeras de Bellas Artes. Mi amiga (en lo adelante amiga 1) me invito a que asistiera a una Plaza Comercial de Santo Domingo para hablar de nuestras vidas y celebrar el reciente matrimonio de otra de nuestras amigas en común (en lo adelante amiga 2). Yo dije que si de inmediato.
El reloj marcó las 8:15 PM al momento de mi llegada, ahí me esperaban mis dos grandes amigas. Mi Amiga 1, no paró de hablar sobre su empleo, sus viajes al extranjero y su maravillosa vida profesional. Yo, como siempre, hablaba de mis proyecciones a largo plazo, de lo feliz que estaba, del famoso carro de mis sueños, mi madre, sobre el hombre con el cual tenía una "relación sentimental" muy atípica, de los lios con los suplidores, la DGI, la DGA y demás yerbas aromáticas propias de mi oficio, etc.
Las tres nos pusimos a recordar todas las bobadas que nos sucedieron en nuetros paso por Bellas Artes y concluimos en que a pesar de que en esa época no trabajábamos ni teníamos novio, fuimos muy felices.
Fue entonces cuando le pregunté a mi Amiga 2 ¿cómo va tu vida, tu esposo, y tu reciente matrimonio? Respondió que todo estaba "muy bien"con una extraña sonrisa en los labios. No sé si de satisfacción.... es ahí cuando la Amiga 1 dice que por su respuesta no parecería que todo esta tan bien. Fue allí donde nos respondió que estaba bien porque después que se casó se quito un peso de encima.
Yo pregunte ¿Pero estás contenta con tu matrimonio? Ella sólo me respondió que su esposo era un hombre bueno. Entonces fui mas enérgica y pregunté que si realmente se casó enamorada, pues no lo parecía. Mi Amiga 2 volvió y me respondió con su extraña sonrisa y no dijo palabra alguna.
Al rato, y después de nuestra insistencia, nos contó que ella y su marido no tenían muchas cosas en común, distintas carreras, formas muy diferentes de pensar. Nos aclaro que tampoco le gustaba mucho el trabajo de su esposo pero que lo mas insoportable era tener que lidiar con sus suegros, yo muy confundida le pregunto ¿Y por qué te casaste entonces? Por lo extraña de su reacción y por la mirada acusadora de mi Amiga 1 me di cuenta que cometí el error#459. Amiga 2 me respondió, esta vez muy irónica ¿cómo que porque me casé? ¿ Tú quieres saber por qué? -si, respondí- Pues por que ya tenia que hacerlo.
Mi Amiga 1 y yo nos miramos, mientras mi querida Amiga 2 continuo con su discurso -que fue la razón que me motivó a escribir este post- miren; el matrimonio, al igual que los hijos son un deber. Es igual que ir a la universidad, estudiar ingles, trabajar, ir al colegio, etc. Es un deber y yo tenia que cumplir con mi deber y me case y gracias a Dios ya salí de eso. Encontré un hombre que no es el mejor pero tampoco es malo ¿qué mas podía pedir? -tú, Amandysha, deberías asumir que tu edad no está para romances y hacer lo mismo- nuestra mesa se quedó en un silencio total. Cambiamos el tema y en toda la noche y hasta el día de hoy 12 de enero del año 2011 donde recibí una llamada de mi amiga 2 porque necesita hablar con mi hermana mayor (que es abogada) para que la asesora en su divorcio, jamás volvimos a hablar sobre ella, su marido y su relación de pareja.
Este relato no es una critica a mi Amiga, creo que es más una critica a mi misma por no tratar de entenderla en aquel momento y ponerla en una situación tan incómoda como lo hice haciéndole tantas preguntas indiscretas. Pero también me gustaría saber si es así como la mayoría asumen el matrimonio ¿realmente el matrimonio una especie de deber cívico que debemos cumplir como una obligación? Yo pienso que no, pero mi forma tan particular y peculiar de pensar no podría ser un termómetro para la sociedad dominicana. Bueno...quedará esta pregunta sin respuesta.
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